Siempre había creído que el nombre de la montaña mahimón se escribía con " h " intercalada pero mi amigo y filólogo Diego Reche Artero en una colaboración con la última revista Velezana publicada este año me aclara e ilustra. Esta montaña que tanto significa para los Velezanos forma parte de nuestra vida y siempre la tenemos en mente cuando estamos lejos de los Vélez, como tantas otras cosas, nos da la bienvenida al volver a casa.
Comparto integro el artículo acompañándolo con algunas fotos mías y otras que no lo son.
TOPONIMIA
¿Maimón o Mahimón?
Desde hace algunos años me llama la atención la forma de
escribir el nombre de nuestra montaña, el macizo rocoso de la Sierra de maría,
a cuyos pies se encuentra Vélez-Rubio y su vega. El ser humano, tan cercano a
la tierra en la que vive, al paisaje en el que se mueve o que recuerda
cuando está lejos, cubre de emociones
los topónimos que lo rodean y, así a
nuestra montaña la hemos convertido en un referente no solo geográfico de la
zona, sino sobre todo sentimental. El Maimón forma parte de nosotros como
nuestras calles, nuestras costumbres, nuestros amigos o nuestros recuerdos.
Pero claro, me asalta una duda cada vez que lo escribo: ¿Lleva h intercalada?
Si me voy a texto de revista, carteles o folletos publicitarios,
me lo encuentro con h casi siempre: en asociaciones naturalistas,
inmobiliarias, empresas de viajes, ópticas, librerías, blogg y tal vez la mayoría
de los velezanos lo vean con esta grafía en su proyección visual del término, porque
una palabra escrita procede siempre de una imagen gráfica en nuestra mente. Hay
otros textos, donde se escriben sin h; sobre todo en libros de historia y
geografía; y también, curiosamente, en los de personas ajenas a la comarca que
la han visitado y por el motivo que sea han mencionado el nombre de nuestro
monte.
Si nos aventuramos al
juego de buscar posibles etimologías del nombre, y diésemos por válida la
relación del término Maimón con el filósofo judío Miamónides (hijo de Maimón),
donde, según Palanques, en la Historia de Vélez-Rubio, y sin una documentación
precisa, el famoso personaje cordobés se refugió en la gruta de Juan Pescador
en esta montaña, antes de emprender su exilio a Egipto; deberíamos optar por la
opción sin h, puesto que las palabras derivadas deben mantenerse la ortografía
de la palabra de la que proceden. Pero esta relación entre nuestro monte y
Maimónides no deja de ser una hipótesis, casi más una leyenda que un hecho
histórico, basándose tal vez en que el filósofo judío, entre sus muchos
peregrinajes huyendo de los almohades, vivió durante algún tiempo en Almería.
El Diccionario de la
Real Academia Española (DRAE) define en dos ocasiones “maimón” sin h. En la
primera acepción significa mico (procedente del árabe clásico maymon, fausto). En
la segunda, se refiere a un dialectalismo andaluz, donde “maimón” hace
referencia a una sopa de pan de aceite (del árabe ra’s maymún, la cabeza de
Aymun, nombre común de esclavos).
Si buscamos el
término maimón en una enciclopedia o internet nos lleva a una localidad de la
República Dominicana, a algunas empresas de aquella zona o a un bollo
denominado “maimón” típico de Salamanca. En la toponimia del cercano pueblo de
Olula de Río hay también un monte Maimón. Y existe el apellido Maimón, sobre
todo en la ciudad de Ceuta, mientras que el apellido Mahimón no existe.
Hoy es mayor, al
menos en Vélez-Rubio, el uso de Mahimón que el de Maimón y el tiempo
determinará si se pone definitivamente una de las dos formas o quedarán como un
término de ortografía vacilante, es decir, que acabemos por emplear las dos
acepciones, lo que no quiere decir que las dos sean válidas. En estos tiempos
del móvil y de internet nos dejamos
llevar más por el principio de “como se entienda, da igual como lo pongas”, que
por una preocupación real en el rigor ortográfico. Lo que abre una peligrosa
brecha que da vía libre a escribir las cosas cono nos dé la gana, sin
calentarnos mucho la cabeza y, claro, nos enfrentarnos a una nueva era donde
estas cuestiones pueden parecer una tontería, o si no, pregúntense si más de
uno ante el título del presente artículo habrá pensado que a los filólogos nos
gusta perder el tiempo en estas cosas.
Sin embargo, he
perdido el tiempo en seguirle la pista al término y hasta los años 60 no hay “Mahimónes”
con h. En programas de festejos anteriores a esta fechas, en libros de
geografía o de historia cada vez que se menciona al Maimón la ha no está por ningún
sitio. Entonces, ¿quién la colocó en mitad del diptongo?
Permítanme que me arriesgue a una hipótesis. Antonio Egea, pintor, maestro y músico, me contó que allá por los años 60, cuando
la música pop se impone y con ella la moda de la cultura inglesa, que lleva en
el lenguaje escrito aparejado el mensaje de que todo le que suene a anglosajón
es síntoma de modernidad, nos encontramos a un grupo de música local llamados
los The Mahimon (con acentuación sobre la a) que deciden, al tomar el nombre de
nuestra montaña, añadirle una h como novedad, como ruptura o como simple
capricho. Lo cierto es que es h, en una cultura visual como la nuestra, empieza
a escribirse casi la forma involuntaria, y salta del grupo de música a la
escritura común del término.
Sería interesante
analizar la variación gráfica de las palabras por cuestiones fonéticas, es
decir, Maimón tiene parecido fonético con la palabra árabe Mahoma, y esto tal
vez nos lleve a considerar que la palabra es un arabismo y, por tanto, que
lleva la h por semejanza involuntaria con el nombre del Profeta.
Tal vez esta
consideración o esta intuición de parecido fonético con la palabra árabe llevó
a la librería Mahimón o colocar también esta h a principios de los años ochenta.
El cartel o el nombre de un negocio es algo visual e influye más de lo que pensábamos;
y esto hará que se divulgue su escritura con h. Inconscientemente el hecho de
que una librería la lleve favorece la difusión del empleo de la grafía en la
palabra, y poco a poco se generaliza su uso, es decir, el hablante, o el
escribiente en este caso, la hace suya. Y ya se sabe que cuando el pueblo
difunde un rumor, ya que no hay quien lo pare, y si la mayoría de las veces nos
lo encontramos escrito con h, acabaremos por pensar que la lleva.
Juan García Alarcón,
por entonces corresponsal del prensa en los Vélez, en un artículo del diario
Ideal de 29-VI-1988, titulado “Una h tumoral”, observaba ya la difusión y la
tendencia a esta h en el topónimo y se
lamentaba del desconocimiento etimológico que había permitido la propagación en
la escritura de la palabra Maimón, que, callada y erróneamente, se había colado
en el diptongo.
No obstante, al ser
la lengua en uso algo vivo será difícil luchar contra esta acepción con h que
nos entró por los ojos. Lo correcto, por tanto, es escribir Maimón sin h, como
venía haciéndose en los textos antiguos, por respetar la raíz histórica y porque creo que la h se coló por ciertas circunstancias
locales (fonéticas o publicitarias) y que luego, por imitación, el pueblo, al
verla escrita así, la asumió, pues el habla es siempre caprichosa. El hecho de
que los textos de visitantes a la comarca que hacen referencia al Maimón lo escriban
sin h mayoritariamente, es una prueba de que aquella h epentética apareció y se
difundió en los Vélez.
Yo, personalmente,
prefiero la palabra sin h, primero por respeto a los motivos históricos y,
después, porque nunca me ha gustado esta letra tan confusa y tan callada; tal
vez por eso en la escuela nos enseñaban que era muda.
16 de julio de 2011
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