lunes, 1 de octubre de 2012

TOPONIMIA ¿Maimón o Mahimón? por el Filólogo Velezano Diego Reche Artero

 Siempre había creído que el nombre de la montaña mahimón se escribía con " h " intercalada pero mi amigo y filólogo Diego Reche Artero en una colaboración con la última revista Velezana publicada este año me aclara e ilustra. Esta montaña que tanto significa para los Velezanos forma parte de nuestra vida y siempre la tenemos en mente cuando estamos lejos de los Vélez,  como tantas otras cosas, nos da la bienvenida al volver a casa.
 Comparto integro el artículo acompañándolo con algunas fotos mías y otras que no lo son.

TOPONIMIA
¿Maimón o Mahimón?
Diego Reche Artero

Desde hace algunos años me llama la atención la forma de escribir el nombre de nuestra montaña, el macizo rocoso de la Sierra de maría, a cuyos pies se encuentra Vélez-Rubio y su vega. El ser humano, tan cercano a la tierra en la que vive, al paisaje en el que se mueve o que recuerda cuando  está lejos, cubre de emociones los topónimos que lo rodean  y, así a nuestra montaña la hemos convertido en un referente no solo geográfico de la zona, sino sobre todo sentimental. El Maimón forma parte de nosotros como nuestras calles, nuestras costumbres, nuestros amigos o nuestros recuerdos. Pero claro, me asalta una duda cada vez que lo escribo: ¿Lleva h intercalada?
Si me voy a texto de revista, carteles o folletos publicitarios, me lo encuentro con h casi siempre: en asociaciones naturalistas, inmobiliarias, empresas de viajes, ópticas, librerías, blogg y tal vez la mayoría de los velezanos lo vean con esta grafía en su proyección visual del término, porque una palabra escrita procede siempre de una imagen gráfica en nuestra mente. Hay otros textos, donde se escriben sin h; sobre todo en libros de historia y geografía; y también, curiosamente, en los de personas ajenas a la comarca que la han visitado y por el motivo que sea han mencionado el nombre de nuestro monte.

 Si nos aventuramos al juego de buscar posibles etimologías del nombre, y diésemos por válida la relación del término Maimón con el filósofo judío Miamónides (hijo de Maimón), donde, según Palanques, en la Historia de Vélez-Rubio, y sin una documentación precisa, el famoso personaje cordobés se refugió en la gruta de Juan Pescador en esta montaña, antes de emprender su exilio a Egipto; deberíamos optar por la opción sin h, puesto que las palabras derivadas deben mantenerse la ortografía de la palabra de la que proceden. Pero esta relación entre nuestro monte y Maimónides no deja de ser una hipótesis, casi más una leyenda que un hecho histórico, basándose tal vez en que el filósofo judío, entre sus muchos peregrinajes huyendo de los almohades, vivió durante algún tiempo en Almería.

  El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) define en dos ocasiones “maimón” sin h. En la primera acepción significa mico (procedente del árabe clásico maymon, fausto). En la segunda, se refiere a un dialectalismo andaluz, donde “maimón” hace referencia a una sopa de pan de aceite (del árabe ra’s maymún, la cabeza de Aymun, nombre común de esclavos).
  Si buscamos el término maimón en una enciclopedia o internet nos lleva a una localidad de la República Dominicana, a algunas empresas de aquella zona o a un bollo denominado “maimón” típico de Salamanca. En la toponimia del cercano pueblo de Olula de Río hay también un monte Maimón. Y existe el apellido Maimón, sobre todo en la ciudad de Ceuta, mientras que el apellido Mahimón no existe.

 Hoy es mayor, al menos en Vélez-Rubio, el uso de Mahimón que el de Maimón y el tiempo determinará si se pone definitivamente una de las dos formas o quedarán como un término de ortografía vacilante, es decir, que acabemos por emplear las dos acepciones, lo que no quiere decir que las dos sean válidas. En estos tiempos del móvil y de internet  nos dejamos llevar más por el principio de “como se entienda, da igual como lo pongas”, que por una preocupación real en el rigor ortográfico. Lo que abre una peligrosa brecha que da vía libre a escribir las cosas cono nos dé la gana, sin calentarnos mucho la cabeza y, claro, nos enfrentarnos a una nueva era donde estas cuestiones pueden parecer una tontería, o si no, pregúntense si más de uno ante el título del presente artículo habrá pensado que a los filólogos nos gusta perder el tiempo en estas cosas.
 Sin embargo, he perdido el tiempo en seguirle la pista al término y hasta los años 60 no hay “Mahimónes” con h. En programas de festejos anteriores a esta fechas, en libros de geografía o de historia cada vez que se menciona al Maimón la ha no está por ningún sitio. Entonces, ¿quién la colocó en mitad del diptongo?

  Permítanme que me arriesgue a una hipótesis. Antonio Egea, pintor, maestro y músico, me contó que allá por los años 60, cuando la música pop se impone y con ella la moda de la cultura inglesa, que lleva en el lenguaje escrito aparejado el mensaje de que todo le que suene a anglosajón es síntoma de modernidad, nos encontramos a un grupo de música local llamados los The Mahimon (con acentuación sobre la a) que deciden, al tomar el nombre de nuestra montaña, añadirle una h como novedad, como ruptura o como simple capricho. Lo cierto es que es h, en una cultura visual como la nuestra, empieza a escribirse casi la forma involuntaria, y salta del grupo de música a la escritura común del término.

 Sería interesante analizar la variación gráfica de las palabras por cuestiones fonéticas, es decir, Maimón tiene parecido fonético con la palabra árabe Mahoma, y esto tal vez nos lleve a considerar que la palabra es un arabismo y, por tanto, que lleva la h por semejanza involuntaria con el nombre del Profeta.

 Tal vez esta consideración o esta intuición de parecido fonético con la palabra árabe llevó a la librería Mahimón o colocar también esta h a principios de los años ochenta. El cartel o el nombre de un negocio es algo visual e influye más de lo que pensábamos; y esto hará que se divulgue su escritura con h. Inconscientemente el hecho de que una librería la lleve favorece la difusión del empleo de la grafía en la palabra, y poco a poco se generaliza su uso, es decir, el hablante, o el escribiente en este caso, la hace suya. Y ya se sabe que cuando el pueblo difunde un rumor, ya que no hay quien lo pare, y si la mayoría de las veces nos lo encontramos escrito con h, acabaremos por pensar que la lleva.

 Juan García Alarcón, por entonces corresponsal del prensa en los Vélez, en un artículo del diario Ideal de 29-VI-1988, titulado “Una h tumoral”, observaba ya la difusión y la tendencia  a esta h en el topónimo y se lamentaba del desconocimiento etimológico que había permitido la propagación en la escritura de la palabra Maimón, que, callada y erróneamente, se había colado en el diptongo.
 No obstante, al ser la lengua en uso algo vivo será difícil luchar contra esta acepción con h que nos entró por los ojos. Lo correcto, por tanto, es escribir Maimón sin h, como venía haciéndose en los textos antiguos, por respetar la raíz histórica y  porque creo que la h se coló por ciertas circunstancias locales (fonéticas o publicitarias) y que luego, por imitación, el pueblo, al verla escrita así, la asumió, pues el habla es siempre caprichosa. El hecho de que los textos de visitantes a la comarca que hacen referencia al Maimón lo escriban sin h mayoritariamente, es una prueba de que aquella h epentética apareció y se difundió en los Vélez.
 Yo, personalmente, prefiero la palabra sin h, primero por respeto a los motivos históricos y, después, porque nunca me ha gustado esta letra tan confusa y tan callada; tal vez por eso en la escuela nos enseñaban que era muda.
16 de julio de 2011
Día de la Virgen del Carmen.

 Tras la lectura me ha servido y me ha ilustrado y como dice Diego Reche el tiempo dirá.



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